sábado, 11 de julio de 2009

LA MAGIA DE CUZCO

Había comentado estando en Cuzco la belleza de la ciudad, desde las calles hasta el cielo: perfecto.
Una noche me quedé hasta tarde, la plaza perfecta teñida de un color amarillo producto de los faroles de la misma. Cruzando las calles perfectas, cuando todos los turistas se fueron a dormir, cuando los mercaderes ya no estaban, solo ahí se dejó espacio para los que ya no pueden vender nada, para las ancianas invalidas, para las que con los años encima ya no se pueden mantener en pie, para ellas refugiadas en algún rincón de la fachada de una iglesia, en algún rincón de esta mágica ciudad.
Cruzaba la calle que te lleva a la plaza de armas, ahí tras la columna de una iglesia se divisaba a lo lejos un perrito tiritando de frío (una de esos pequines), con la mirada en el piso el pelo húmedo por el clima y esperando como si supiera que ese es su trabajo. Me encantan los perros y sin pensarlo dos veces me acerqué, era tan lindo y tierno.
Estando frente a él lo vi esperando, tenía una soga en el cuello y el otro extremo lo sostenía una anciana de cabello blanco, estaba recostada en la columna de la iglesia como suplicando misericordia, como si pidiera que la saquen de donde está (esta frase con muchas interpretaciones).
Ella estaba dormida, era la primera que veía y sin pensarlo dos veces saqué las monedas de mi bolsillo y se las dí. Solo pude ver al perrito que levantaba la mirada hacia mí y los dejé, sé que él muy fiel sigue ahí como esperando, pero en realidad cuida a su adorada anciana, es su trabajo.

Doblé la esquina , iba pensando, wow es la única mendiga que e visto aquí, pronto levanté la mirada y en cada esquina y rincón de la ciudad aguardaba una anciana esperando y tiritando de frío.

1 comentario:

  1. Me encantó.
    Ahora vas a ir por el mundo contando a los mendigos y a sus perros jaja y me dejas acá a mi!!

    Me encantó.
    Cuando un café?

    Cómo si ya lo hubieramos hecho antes no?? jaja

    Te amo

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